DE VIAJE
Siempre aturdido, entre el tumulto ignaro
voy con mi carga de dolor a cuestas,
olas salvando y empinadas crestas:
en tierra, sin bordón y en mar, sin faro.
Aquí y en todas partes, sin amparo,
con los labios repletos de protestas,
tras horas desabridas y funestas,
a bajar la pendiente me preparo.
Ruinas no más, desolación y luto,
dejo mi senda lúgubre; a mi vista
se abre la eternidad; y no me inmuto;
solo seguir viviendo me contrista:
pues tengo, para el último minuto,
el alma, pronta, y la materia, lista.
Julio Flórez