DOS POEMAS DE SLIGO CREEK
1. EL ARROYO
El arroyo de aguas clarísimas parte los bosques
en mitades de luz solar que se vuelven visibles
en el silencio de las hojas.
Nada anuncia en el reposo trémulo que dentro
el sol ha gestionado la combustión
de los colores otoñales. Así,
estas generaciones de las hojas
se despiden del mundo.
No hay belleza
como la de una hoja a punto de secarse
y caer al suelo
para que la tierra en donde sus restos
van a ser vida
sea fecundada por la nieve.
José Emilio Pacheco