REPRESENTACIONES
El día se queda inmóvil como un árbol. Se detiene el reloj. El ser de los objetos se perfila. Es como si se hubiera ido la luz y no obstante el mundo permaneciera visible.
Habitaré el extrañamiento cuando todo se afianza en su quietud y el tiempo abre las puertas a la nada. Pero llega un sonido de cinceles contra la piedra. La hoja se mueve. Extiende el árbol su inmovilidad y alcanza silencioso la otra orilla. El aire es luz y corre a velocidades inaudibles. ¿Qué es la verdad en esta representación solitaria?
José Emilio Pacheco