JARDÍN DE ARENA
Cuando la lluvia eterna se detiene en el río
—minuciosa, veloz, hecha de mil pronombres—
se levanta las horas como las llamas.
Ven a la costa en donde nace el mar,
a este jardín que pastorean las olas,
a este alba iluminada por la espuma.
El mundo es todo para ti.
Tú eres el mundo.
Eres el agua, eres el sol, la tierra
y el viento que la sigue como una sombra.
José Emilio Pacheco