DE DONDE NO SE VUELVE
No volveré ya nunca a Alepo, allí
donde florece cada día una bifurcación
inextinguible de mi historia
familiar, aquella travesía
de un linaje de mercaderes
por rutas perentorias, férvidas
trazas de un destino propicio donde
la incitación del Éufrates glorioso
se asociaba sin tregua y sin remedio
al arcaico esplendor del mar de Cádiz.
Ya no iré nunca a Alepo porque nunca
tampoco podré volver de allí.
Triunfante siempre frente a sus codiciosos
sitiadores, aún conserva entre las venerables
piedras de la ciudadela y el sapiente
cercado ajeno del caravansary y la madraza,
el gran secreto de las reclusiones
gozosas, esa enigmática fascinación
que le impide al viajero emprender el retorno.
Nadie que llegue a Alepo
después de haber vivido donde yo viví,
podrá escapar ya nunca de esa seducción.
José Manuel Caballero Bonald