LA OTRA CÓLERA DE AQUILES
No les pedí a los dioses más distancia
entre ellos y yo
que la del cuerpo de Patroclo
desposeído de su alma.
Y amé ese cuerpo tanto y tan
negándome a mí mismo otro trofeo,
que le ofrecí la furia
del desertor mejor que la del héroe.
Sólo así pude disputarle
su botín a la muerte desde el mismo
aterrador orgasmo
del fuego al que se unció
en la pira: una última
retribución desesperada
de todo lo que ya
iba a ser subalterno para siempre.
José Manuel Caballero Bonald