SONETO
EL NO
¡Ay cuántas veces a tus pies postrado,
en lágrimas el rostro sumergido,
a tus divinos labios he pedido
un sí: ¡cruel! que siempre me has negado!
Y pensando ya ver tu pecho helado
de mi tormento a compasión movido
en vez del sí ¡ay dolor! he recibido
un no que mi esperanza ha devorado.
Mas si mi llanto no es de algún provecho,
si contra mí tu indignación descarga,
y si una ley de aniquilarme has hecho,
quítame de una vez pena tan larga,
escóndeme un puñal en este pecho,
y no me des un no que tanto amarga.
Juan Bautista de Arriaza y Superviela