ORACIÓN
Este caballo está dormido.
Y como jamás lo estuviera.
Soñando medievales embestidas
en las que parece caerá derrotado.
Creíamos iba a revolcarse,
cuando sin más razonamientos,
arrojó un oscuro relincho
como llamando a su madre.
Contempladle en detalle,
cuantos entendáis en bestias,
y, fijamente mirando hacia el oeste,
solemnemente dadme la razón:
«Este caballo no está aquí».
Y no quisiéramos levar súplicas
a entidades de clase alguna
a las que más bien consideramos
cómplices de todos los asuntos.
Ni consultaros tampoco a vosotros
quienes jamás resolvisteis nada.
José Antonio González-Haba