LA VIDA DE UNA FLOR
Altiva, bella, embalsamando el viento
Con su naciente aroma, brotó ufana
Al despuntar el sol de la mañana,
Y de las auras el fragante aliento.
Los ruiseñores con sonoro acento,
Al contemplar belleza tan temprana
La saludaron; y la flor galana
Tendió sus hojas hacia el firmamento.
Mas vino el huracán. —Con mano impía,
envidioso al mirar tanta hermosura,
Al suelo la arrojó marchita yerba.
¡Imagen fiel de la esperanza mia
Que halló en mi pecho triste sepultura!
¡Tan lozana al nacer! — ¡tan presto muerta!
Jacinto Albístur