Cantar de Mío Cid. Folio 19r
al verlos buena sonrisa le viene al rey a la cara.
«¿Quién te ha dado esos caballos, por Dios del cielo, Minaya?»
«Mío Cid Campeador, que en buen hora ciñó espada.
Después que le desterrasteis Alcocer ganó por maña,
y de esto al rey de Valencia un mensaje le llegaba:
manda que le pongan cerco y que le corten el agua.
El Cid sale del castillo, en campo abierto luchaba,
venció a dos emires moros en aquella gran batalla.
Cuantiosos, señor, han sido el botín y la ganancia,
a vos, gran rey, Mío Cid este regalo os manda,
dice que los pies os besa, os besa las manos ambas
y que le tengáis merced, así el Creador os valga».
Díjole entonces el rey: «Aún muy poco tiempo pasa
para que hombre desterrado, que del rey perdió la gracia
pueda volver a acogérsele al cabo de tres semanas.
Pero por venir de moros tomo lo que me regala
y me alegro de que el Cid logre tan buena ganancia.
Y sobre todo lo dicho, os perdono a vos, Minaya,
vuestros honores y tierras otra vez os sean dadas,
a vuestro gusto salid y entrad, que estáis en mi gracia;
mas del Cid Campeador no puedo deciros nada».
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El rey permite a los castellanos irse con el Cid
«Minaya, con todo esto algo me queda que hablar:
de todos estos mis reinos podrán, si quieren, marchar
hombres buenos y valientes y a Mío Cid ayudar.
Libres los dejo, y prometo no confiscar su heredad».
El buen Minaya Álvar Fáñez las manos le fue a besar:
«Gracias os doy, rey Alfonso, nuestro señor natural;
esto concedéis ahora, otra vez cederéis mas.
Siempre nos contentaremos, rey, con vuestra voluntad».
Díjole el rey: «Álvar Fáñez, de esto ya no hay más que hablar.
Marchad libre por Castilla, todos os dejen andar,
y sin temor a castigo, al Cid iréis a buscar».
Anónimo, copista Per Abbat
Versificación moderna de Pedro Salinas