Cantar de Mío Cid. Folio 18v
no hay ya un pobre entre los hombres que marchan a su servicio.
Quien a buen señor le sirve, siempre vive en paraíso.
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Abandono de Alcocer.
Buenos agüeros.
El Cid se asienta en el Poyo, sobre Monreal
Cuando iba el Cid el castillo de Alcocer a abandonar
moros y moras cautivos se empezaron a quejar.
«Te vas, Mío Cid, contigo nuestras oraciones van.
Mucho agradecemos todos lo que nos quisiste dar»
Cuando sale de Alcocer Mío Cid el de Vivar
aquellos moros y moras empezaron a llorar.
Se despliega la bandera, el Campeador se va.
Por río Jalón abajo se empiezan a encaminar,
pájaros de buen agüero entonces vieron volar.
Mucho en Terrer se alegraron, en Calatayud aún más,
pero en Alcocer les pesa: con el Cid no estaban mal.
Mientras tanto Mío Cid seguía su cabalgar,
por fin acampó en un cerro que está sobre Monte Real,
Alto y grande el cerro era, al mirarle asombro da,
por ninguno de sus lados se le podría asaltar.
A la ciudad de Daroca tributo le hace pagar,
lo mismo a la de Molina que del otro lado está,
y la tercera a Teruel, que está puesta más acá;
ya tiene el Cid en su mano a Celfa la del Canal.
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Minaya llega ante el rey.
Éste perdona a Minaya, pero no al Cid
¡A Mío Cid de Vivar, téngale Dios en su gracia!
A Castilla se ha marchado Álvar Fáñez de Minaya
y ya los treinta caballos al rey se los presentaba;
Anónimo, copista Per Abbat
Versificación moderna de Pedro Salinas