TRADUCCIÓN DE JOSÉ-MARIA DE HEREDIA
ARIANA
La Reina, al son de fúlgidos clarines vibradores,
desnuda, y en el lomo de un gran tigre tendida,
ve, con la Orgía inmensa de que ella va seguida,
el avance de Baco, del mar a los rumores.
y el monstruo, bajo el peso real, entre fulgores
de sol radiante, huella la playa florecida;
y al roce de la mano que conduce la brida,
muerde, de amor rugiendo, de la brida las flores.
Sueltos sobre la espalda los dorados cabellos,
uvas negras y de ámbar enlazadas en ellos,
la Esposa no oye entonces el rugido estridente.
y ebria al fin de ambrosía su boca, y anhelante,
y olvidando sus gritos hacia el infiel amante,
ríe al próximo beso del Domador de Oriente.
Ismael Enrique Arciniegas