LA HIJA DEL VIRREY
En el Palacio Virreinal, un día
Bordando estaba, al lado de su dueña,
El blando velo de un altar, risueña,
La hija del Virrey, doña Mencía.
Y el doncel don Beltrán, señor de Chía,
De Cajicá y Sopó, como quien sueña
Miraba en la almohadilla de estameña
Que un alfiler y otro alfiler hundía.
Y temiendo el enojo de su orgullo,
Le dijo don Beltrán con voz, de arrullo:
«¡Cuántos quisieran ser vuestro acerico!»...
Dejó el bordado, se encendió en sonrojos,
Y un fulgor de relámpago en sus ojos
Pudorosa escondió tras su abanico.
Ismael Enrique Arciniegas