LOS DOS POEMAS
Al estruendo del mar, sobre un peñasco,
Hornero meditaba su poema,
Y oyó una voz, la voz del Universo,
Que le dijo al través de las tinieblas:
«Sólo serán palabras tus estrofas;
No abarcarás, enano, mi grandeza:
Son mis estrofas astros y montañas
Y nota de mi arpa, la tormenta».
Dilatando su alma en lo Infinito
Al Universo replicó el poeta:
«Convertiré los dioses en estrofas».
Y siguió meditando su poema.
Ismael Enrique Arciniegas