SOBRE ÁNGELES
V
No me extraña, dijo el hombre,
que toda mi vida llevé una vida de muerto.
Nadie puede cuestionar esta realidad.
Mi cuerpo fue un esqueleto revestido
de carne y ropa, porque pocas veces
me atreví a verme desnudo. Esto es una realidad.
La mayor parte del tiempo cubrí mi esqueleto,
mi carne y mi ropa con otras envolturas
no menos espurias. Esto es otra realidad.
Y así, como ganso, ufano y tardo,
anduve por las calles de la ciudad
sin ver al ángel que llevaba dentro.
Homero Aridjis