LOS AÑOS
I
En nuestras manos no están los años,
los años están en sí mismos
más allá de nosotros.
En nuestras manos está el aire.
II
Los años están en su lugar, en apariencia,
porque fijándonos bien
no hay un lugar
donde estén los años.
III
Uno nunca se fija dónde pone los años,
o dónde cree ponerlos;
los días se quedan en nosotros
y no miran el lugar donde se han ido.
IV
Un año no nos lleva a otro,
se lleva a sí mismo;
o nos deja en nosotros,
mirándonos entre año y año.
V
Los años son como las cosas,
no nos sienten cuando los tocamos,
cuando mucho nos tocan
sin sentirnos.
VI
Al año próximo nunca llegamos,
nos quedamos en el año presente,
en nosotros,
de donde nunca salimos.
VII
Estábamos afuera de nosotros
cuando miramos pasar el año,
y nunca supimos que mirábamos
pasar nuestra ausencia.
VIII
Quizás en otro mundo
aquello que miramos un momento
no fue un momento,
fue un tiempo más largo que nuestra propia vida.
IX
Aprendemos a hablar cada día el mundo,
y creemos saber por completo
el lenguaje del año,
cuando ya nos deja.
X
El año es quizás el juego serio
de la vida en la tierra,
de lo que se da sin darse
y de lo presente ausente.
Homero Aridjis