EPITAFIO PARA UN POETA
III
Llegarás al puente
desde sus cordones de humo
saludarás a huéspedes desconocidos
a jóvenes sin cara
buscando en tu memoria pétalos
gestos que creyeron suyos.
Mujeres de pesadas alas
de pies diminutos y lascivas
te dirán al oído qué olvidaste
hablándose a sí mismas
tal como hacen aquellos que dormidos
mueven los labios viviendo en otra parte.
Llegarás al puente
con la cicatriz abundante
de la semejanza perdida
con los cuervos de la afección
ya semillero de pájaros extraños.
La ausencia de alguien que aún no se despide
pasará a tu lado
con trinos relámpagos y soles pequeños en los ojos
tocando apenas cables
que son recuerdos y están perdidos.
Llegarás al puente
mirarás las villas
las casas las llanuras
lentas y solas por el camino
avanzando cuando tú avanzas
detenidas cuando tú te detienes.
Mirarás tu sombra
fantasma único en el suelo
lejos del fardo que aún te nombra
Llegarás al puente
voz de hombre fábula
intención que borda
figuras en la llama
que una creación reciente atiza
oculta con un leño
borra
sólo para que no
vuelvas a ser sueño.
Bienamado en la memoria
por poemas helados
por viudas que lloran
por la muerte tuya
que ha quedado en ellas.
Ahora que las arañas tejen
al héroe de tu espanto
y el tiempo
arruga enfría
eso que alguna vez pensó
que el infortunio era una prueba
era la escala hacia lo alto.
Homero Aridjis