DE RERUM NATURA
¡Lucrecio Caro! Y el genial poema
quedó en la azul inmensidad escrito.
Fue un trueno universal, un hondo rito
y la detonación de un anatema.
¡Ay del que sufra ante la Muerte y tema,
porque el alma no existe! Y ese grito
de su liberación, al infinito
le dio otro fuego y su rescoldo aún quema.
Así cantó como rebelde y santo.
Su mocedad se deshojó en el llanto
de una pasión feral, como el Destino.
¡Y quién sabe Si el Tiempo, o la Locura
cavaron a sus pies la sepultura
del gigantesco pensador latino!
Germán Pardo García