CENTAURO MORIBUNDO
Cansado de la cumbre y la llanura
cubrió al centauro funeral tristeza,
y a las crines de su áspera cabeza
cenizas de la noche prematura.
Sintió que iba a morir y la amargura
nubló su frente de brutal belleza,
y distendió con lánguida fiereza
la solidez de su musculatura.
Al frente, Marathón. Atrás colinas
de triunfo y gloria. Estatuas aquilinas
y mármoles celestes y azucenas.
Después, oscuridad, el fin de un mundo,
y en la sien del centauro moribundo
la última luz del Parthenón de Atenas.
Germán Pardo García