ASÍ SERÁ
¡Aquí estalló la luz!, dirán un día.
Aquí el juglar a su pasión cantaba
y aquí la mariposa les doraba
a los otoños su jardinería.
Desde el avión el mundo se veía
profundamente bello y semejaba
con su arco-iris que lo coronaba,
la majestad de la melancolía.
Aquí unos hombres cósmicos pesaron
la claridad. De pronto se incendiaron
al resplandor de un vértigo imprevisto.
Sus metrópolis faros parecían,
y dicen sus leyendas que tenían
un dios humilde al que llamaban Cristo.
Germán Pardo García