ÉXTASIS DE LA MARIPOSA
Está sobre el clavel tan extasiada,
que el mundo ignora si le queda vida!
¡Un instante se mueve, adormecida,
y torna a su quietud maravillada!
¡Dejadla así, sin que la turbe nada!
¡Pudiera padecer, sentirse herida
y al aire disolverse convertida
en polvo, en luz, en pulsación dorada!
¡No la toquéis, nació para el quietismo!
¡Dejadla así, sin el pudor de un velo,
palpitante a la orilla del abismo
que aún la distancia del cristal del cielo,
sin saber si es una ala, un espejismo,
o una azucena que se apronta al vuelo!
Germán Pardo García