AGONÍAS
¡Siempre con el oído hacia las cosas
más pequeñas y ocultas pulsaciones!
¡Al ras de las orugas y escorpiones!
¡Sintiendo copular las mariposas!
¡Oí la savia entallecer las rosas!
¡El suero por las glándulas y embriones,
y el licor seminal en concepciones
asordadas por lechos como fosas!
¡Y así, maestro del oír profundo,
ausculté los lugares donde el mundo
más que tierra del hombre ya es ceniza!
¡Y sabré en cuál alcoba y en qué instante
mi propio corazón agonizante
con sorda lentitud se paraliza!
Germán Pardo García