EL AMOR Y EL MAR
¡A madréporas vivas abrazado,
las amé hasta inundar mi cuerpo triste
y hasta sentir que al corazón lo inviste
sanguínea mocedad si enamorado!
¡Amé hasta sepultarme en azolvado
playón de polvo en donde sólo existe
la figura de un hombre que resiste,
cual nocturno alcatraz petrificado!
¡Sombras ausentes, insondables muertos:
por vuestro amor enfestoné mis puertos
anegados de líquenes y espumas!
¡Y ya en mares de mi órfico destino,
mis ojos de caballo submarino
se incendian de coral entre las brumas!
Germán Pardo García