EL SOÑADOR
¡Equilibrio central que me sostienes
con los pies arraigados todavía
mientras se abre el jazmín de la agonía
sobre unos amarillos terraplenes!
Si a mi mano triunfal doblo las sienes
cargadas de silencio y armonía,
en la zurda, ¡oh extraña simetría!
macollan el Furor y los Desdenes.
¡Amo a un león y arrullo a una paloma!
¡Bajo mi piel fosforescente asoma
la nocturna crisálida sin huellas,
virgen azul de ese último horizonte
por donde cruza el Soñador Bifronte,
vestido de fantásticas estrellas!
Germán Pardo García