AL ESPÍRITU DEL MAL
¡Espíritu del Mal: si eres hiriente
más que la garra del jaguar sañudo,
hiéreme aquí donde el Dolor no pudo:
en la soberanía de la mente!
¡Ni la Fatalidad, indiferente
a la angustia mortal, ni el golpe agudo
de las Enfermedades al desnudo
flanco del tórax, ni el Amor potente
desvertebrar pudieron la osadía
con que mi pensamiento amurallado
se enfrentó a la Impiedad que lo agredía!
¡Fui más fuerte que el Mal! ¡Y encadenado
sobre almenas de furia y bizarría
mantuve el corazón enarbolado!
Germán Pardo García