LAS HERIDAS
¡La herida de la luz sobre la frente
se nubla y en su eclipse hay un instante
en que torna a fulgir perseverante,
más honda cada vez, más resistente!
¡El filo del puñal es más clemente!
¡En las selvas el tigre avasallante
nos pudiera indultar! ¡Pero el diamante,
ay, qué furor a un golpe equivalente!
¡Yo me frustro y mi cuerpo atravesado
por la luz cenital, tuerce el camino
cada vez que me siento fascinado
por unas claridades que imagino
surgir de lo profundo del costado
lleno de estrellas del Rencor Divino!
Germán Pardo García