ARCÁNGELA DEL MAR
Cuando hablo de matar nombro la espada.
Raíz para entender que abarco el suelo.
Alción para escuchar que voy al vuelo.
Por entusiasmo digo llamarada.
Y cuando digo amor quédase echada
como un galgo a los pies de tu desvelo
mi ternura, ¡oh arcángela sin velo,
pero siempre vestida y desnudada!
Y a ti suben del polvo mis sufragios
y desde el mar se encumbran mis naufragios
como alondra que estuvo sumergida.
¡Oh arcángela y florángela del cántico?
¡Del Pacífico mar y del Atlántico?
¡De todo mar, del sueño y de la vida!
Germán Pardo García