EN LA LUNA HAY ARCÁNGELES
A unos cuántos kilómetros apenas
del cráter de Copérnico, el divino,
se alza un monte de níquel y platino
que fulge más entre las lunas llenas.
De pronto, y semejantes a azucenas
emergidas de un valle submarino,
pájaros de color verde-acerino
rapidizan sus pálidas antenas.
Son ellos, los arcángeles lunarios,
los que estaban desnudos, solitarios,
fijos en su metálica laguna,
pero que huyen si un ruido los aterra,
cada vez que un disparo de la Tierra
sacude las entrañas de la Luna.
Germán Pardo García