LUZ DE FRA ANGÉLICO
Himnos de sol y paz. La tarde airea
suavemente el color; lo desabriga
de toda servidumbre y le mitiga
su sed el azahar que naranjea.
En sus preludios de final tarea
con estambres de anís pasa la hormiga,
y un cósmico turpial sobre su espiga
los nombres de los astros deletrea.
Un día inmenso ha roto sus vitrales.
La hormiga trasladó sus materiales.
La naranja solar libra su esfera.
Y de la beatitud que la escoltaba,
la vida que el Angélico pintaba
retornó a deslumbrar la primavera.
Germán Pardo García