LA ESTRELLA DE LA TARDE
Más que a un lucero del pastor, mi asombro
la sentía crecer como una hoguera.
La vi con su creciente cabellera
caer del cielo y gravitar en mi hombro.
La comprendí dinámica y la nombro
desde mi actividad que reverbera
con su temperatura de caldera
donde arden vida y sepulcral escombro.
¡Oh estrella de la tarde que otras veces
tembló sobre los pálidos cipreses
que dan su cara a la tranquila aurora!
¡Estrella de la tarde, no el topacio
que guarda un equilibrio en el espacio,
sino el horno central que me devora?
Germán Pardo García