RÍOS ETERNOS
Cómo recuerdo al abundante río
correr con su raudal laboratorio,
distribuir el día promisorio,
sosegarse en los vados y en lo umbrío.
Cómo recuerdo su constante envío
de espumas al cuarteado territorio.
Cómo lo escucho en el calor ustorio
dando frescura al calcinado erío.
Lo que hay en mis arterias siempre puro,
es ese río. Lo demás es duro
cual la piedra baldía y enterrada.
Cuando quiero vivir vuelvo a la orilla
de ese gran río que en mi angustia brilla,
hermoso y cegador como una espada.
Germán Pardo García