ROTACIÓN DE LA SANGRE
La sangre de los muertos hortelanos
no es sangre sino fruta oscurecida.
Es níspero y naranja enriquecida
por azúcares hondos y tempranos.
Ellos duermen con tierra entre las manos.
Pero esa tierra es savia conocida:
aquella que les sirve de bebida
al podar los morenos avellanos.
Si el cáliz de madera que la guarda
se les vacía en el sepulcro, tarda
en volverse a llenar sólo un segundo.
Porque la dulce sangre de esos muertos,
circula de sus venas a los huertos,
vuelve a sus venas y retorna al mundo.
Germán Pardo García