LA INUNDACIÓN
DESPUÉS
¡Ay, todo inspira horror! La noche obscura
tendió su manto y en la sombra envuelta
su audaz corriente alborotada y suelta,
extiende hasta los montes el Segura.
Arrolla cuanto encuentra en la llanura
con ímpetu feroz la onda revuelta:
el puente secular, la torre esbelta,
el molino, la casa y la espesura.
Hallando el valle a su soberbia estrecho,
no respetó el torrente embravecido
el templo augusto, ni la humilde choza,
y el labrador, en lágrimas deshecho,
sin amores, sin hijos y sin nido,
sobre las ruinas de su hogar solloza.
5 de noviembre de 1879.
Gaspar Núñez de Arce