VINO ALEGRE
Yo sé que alguna vez, cabe la orilla
de tu Guadalquivir, bajo palmeras
y naranjos, bebiendo manzanilla,
oiré tu voz, campana de las eras.
Sé que en alegre ventanal me esperas,
en cruz ceñida al cuerpo la mantilla,
cada noche de amor y de quimeras
de ésas de tu romántica Sevilla.
He amado en ti los ojos y las bocas
estremecidos bajo los parrales
de vino y de pasión y de locura,
y he soñado los sueños que tú evocas
rimándote floridos madrigales
al fresco alar de tu melena oscura.
Gregorio Castañeda Aragón