PALABRAS EN LA MONTAÑA
Amigos: desde el ápice de mi montaña os veo
Reír ahora que llanto ni risa el alma mía
Conturba. Sin rencores, ni amores, ni deseo.
De nada, mi alma es como uma gruta sombría.
Y es que es dulce este vago sueño de lo inconsciente,
La ebriedad de las horas, el pensar sin pensar...
Sentirlo todo lejos, y en medio de la gente.
Ser como un ser caído de algún mundo estelar...
Oh, amigos: arrastrados por torturantes potros.
De inquietud, tras un áureo delirio, vais vosotros.
Sordos a las profundas palabras de la Vida.
Y en nuestro afán inútil nunca sabréis la noble
Virtud que hizo a los fuertes de corazón de roble,
Amar las blancas cumbres donde el Silencio anida.
Gregorio Castañeda Aragón