LETRILLA XVIII
SATÍRICA
Las damas de ogaño, Bras,
No se contentan con galas;
Querrante bien, si regalas,
Y más, si regalas más.
Ya el amor no es niño y ciego,
Ni agradece niñerías,
Porque a llantos y porfías,
Nieve enciende en vez de fuego.
La oferta mira, no el ruego,
Volviéndose Venus Palas.
Querrante bien, si regalas,
Y más, si regalas más.
La más levantada pluma
Vuela ya riesgos de cera,
Siendo como en la ribera
Deshecha la blanca espuma;
Nada quien no da presuma,
Antes arroje las alas.
Querrante bien, si regalas,
Y más, si regalas más.
Ya para dar un favor
El mejor camino es
El paso del interés,
Y mejor, cuanto mejor.
No hay sin este medio amor,
Porque en vano el cielo escalas.
Querrante bien, si regalas,
Y más, si regalas más.
Las más discretas razones,
Si no dan, no tienen fuerza,
Y no hay valor que no tuerza
El necio que habla en doblones.
Cautiva los corazones
Con su brío, con sus galas.
Querrante bien, si regalas,
Y más, si regalas más.
¿Qué es ver hablar a un pastor
junto a un noble ciudadano,
Si aquel extiende la mano,
Y aqueste extiende el amor?
A aquel le dan el favor,
Y a aqueste le arrojan balas.
Querrante bien, si regalas,
Y más, si regalas más.
Francisco de Trillo y Figueroa