LETRILLA III
¡VÁLGAME DIOS, QUE LOS ÁNSARES VUELAN!
¡Válgame Dios, que los ánsares vuelan!
¡Válgame Dios, que saben volar!
El ánsar gracioso
vide un ánsar chico,
y alzando su pico
vino a mí de vuelo,
diome un gran consuelo
de verlo alear.
¡Válgame Dios, que los ánsares vuelan!
¡Válgame Dios, que saben volar!
El ánsar gracioso
comenzó a picarme,
y aun a enamorarme
su pico amoroso;
mas como alevoso
volviome a dejar.
¡Válgame Dios, que los ánsares vuelan!
¡Válgame Dios, que saben volar!
Era tan bonico
que me dejó en calma,
dando gusto al alma
su agraciado pico,
pues era, aunque chico,
grande en el picar.
¡Válgame Dios, que los ánsares vuelan!
¡Válgame Dios, que saben volar!
Más quisiera yo
nunca haberle visto,
pues dulce le asisto
y cruel se huyó.
Sólo me dejó
que sentir y amar.
¡Válgame Dios, que los ánsares vuelan!
¡Válgame Dios, que saben volar!
¡Ay, amor cruel,
cuando quieres paces
qué de halagos haces,
cuando no, qué infiel!
¿Dónde iré tras él,
que no sé volar?
¡Válgame Dios, que los ánsares vuelan!
¡Válgame Dios, que saben volar!
Francisco de Trillo y Figueroa