AL GUADALQUIVIR
Otro tiempo profundo y dilatado
te vi correr, ¡oh sacro hesperio río!
Y ya te ciñe el abrasado estío,
y tu luciente mármol seca airado.
Triste pensaba yo, nunca sobrado
sentir tal vez el ardimiento mío;
o helase al Tanais el invierno frío,
o regalase el sol su curso helado.
Pero si tú, gran lustre de Occidente,
Betis, siendo deidad, del inhumano
tiempo la ves y sientes la crudeza,
no desespero de mi ardor insano
vuelta ver en cenizas la grandeza
mientras Febo rayare en el Oriente.
Francisco de Rioja