SONETO A MOZART
Dame asilo en tu reino compasivo,
príncipe de cristal y de azucena,
pues vengo fatigado y tengo pena,
porque soy de la tierra y estoy vivo.
Hazme un sitio de paz en la serena
soledad de tu mundo sensitivo
para olvidar que el tiempo fugitivo
todavía me agobia y me encadena.
Déjame descansar con toda el alma
desvanecida en luminosa calma
junto al río de amor de tu armonía,
escuchando el afán del agua pura
por infundirle voz a mi alegría
y silencio sin fin a mi amargura.
Francisco Luis Bernárdez