SONETO XXXV
Musas, que en Helicón monte Sagrado
A vuestra alta Deidad, rica morada
Tenéis de muro en derredor cercada,
Tan fuerte, que jamás se vio pasado:
Do si algun alto espíritu guiado
Por la luz vuestra, a pocos otorgada,
Quiso llegar, primero ante la entrada
Gran tiempo estuvo de velar cansado:
¿Quién ahora la estrecha, áspera senda
Del trabajoso monte ha descubierto,
Do cualquier bajo ingenio ose tentalla?
¿Y quien ha tanto el firme muro abierto,
Que poseer vuestra beldad pretenda?
Un espíritu indigno de adoralla.
Francisco de Figueroa