SONETO XXVII
La amarillez y la flaqueza mía,
El comer poco y el dormir perdido,
La falta cuasi entera del sentido,
El débil paso, y la voz ronca y fría;
La vista incierta, y el más largo día
En suspiros y quejas repartido,
Alguno pensará que haya nacido
De la pasada trabajosa vía:
Y sabe bien amor, que otro tormento
Me tiene tal; y otra razón más grave
Mi antigua gloria en tal dolor convierte:
Amor solo lo sabe, y yo lo siento:
Si Fili lo supiese: ¡oh mi suave
Tormento, oh dolor dulce, oh dulce muerte!
Francisco de Figueroa