SONETO XXIII
Alma real, milagro de natura,
Honor y gloria de la edad presente,
Nido de amor, en cuya vista siente
El fuego, que a sus subditos procura:
Si en solo retratar vuestra figura
Se deslumbra el pintor más excelente,
Es porque amor de celos no consiente,
Que se enajene aun sola pintura.
Ni es bien que imagen tan divina sea
Sino de amor, ni que se pinte, o escriba
En tabla, o lienzo en quien el tiempo puede:
En las almas se escriba, allí se lea,
Y allí despues de muchos siglos quede,
Cual es ahora, tan perfecta y viva.
Francisco de Figueroa