SONETO V
Partiendo de la luz, donde solía
Venir su luz, mis ojos han cegado:
Perdió tambien el corazon cuitado
El precioso manjar de que vivía.
El alma desechó la compañía
Del cuerpo; y fuese tras del cuerpo amado;
Así en mi triste ausencia he siempre estado
Ciego y con hambre, y sin el alma mía.
Ahora que al lugar, que el pensamiento
Nunca dejó, mis pasos presurosos
Despues de mil trabajos me han traído:
Cobraron luz mis ojos tenebrosos,
Y su pastura el corazon hambriento;
Pero no tornará el alma a su nido.
Francisco de Figueroa