SONETO III
Paso en fiero dolor llorando el día;
Y cuanto crece él más, crece mi llanto:
El dolor no; porque ha llegado a cuanto
Cruel fortuna, o hado injusto envía.
Viene la noche, y pienso o que encubría
El día mi mal, o que jamás fue tanto:
Doblo el llorar, y caigo en tierra en tanto
Sin el vigor que en pie me sostenía.
Allí mis ojos lagrimosos cubre
Amargo sueño; y aunque el llanto cesa,
Acrecienta el dolor sueño tan triste:
Rómpole, y torna: en esto el sol descubre
Su rostro, y baño el mío en esta espesa
Lluvia, que tú, cruel Fili, me diste.
Francisco de Figueroa