SONETO XXVII
Vive engañada mi fortuna loca
si de mi centro desasirme piensa,
porque no vio del mar la furia inmensa
opuesta a su rigor más firme roca.
Será que con distancia mucha o poca
el sentido divida sin defensa
de su gusta. Mas ¿cómo hará ofensa
al alma do su bien o mal no toca?
¿Qué? Destiérreme a Italia o a Castilla,
que mientras de Amarili arder me veo ,
más distante es mi ardor, más infinito.
¿Quién pero forma de esto maravilla,
si es tan madre la ausencia del deseo
como la privación del apetito?
Francisco de Medrano