SONETO XLIII
No siempre fiero el mar zahonda al barco
ni acosa el galgo a la medrosa liebre,
ni sin que ella afloje o él se quiebre
la cuerda siempre trae violento al arco.
Lo que es rastrojos hoy, ayer fue charco,
frío dos horas antes lo que es fiebre;
tal vez al yugo el buey, tal al pesebre,
y no siempre severo está Aristarco.
Todo es mudanza, y de mudanza vive
cuanto en la mar aumento de la Luna,
y en la Tierra, del Sol, vida recibe.
Y sólo yo, sin que haya brisa alguna
con que del gozo al dulce puerto arribe,
prosigo el llanto que empecé en la cuna.
Francisco de Medrano