RUINAS DE ACINIPO
Qué honda devastación. Qué limpio el viento.
La gloria de la piedra adivinada.
Los oros del pasado polvoriento.
El eco de un teatro ante la nada.
Y la yerba veloz. Y los reptiles
huidizos como el tiempo en la memoria.
Y estos cientos de pájaros. Y miles
de espectros ululantes por la Historia.
Y un susurro de espadas...
Sin embargo,
qué silencio solemne en esta loma,
corona de los campos verdecidos,
ruina de ruinas en letargo,
espejismo de qué, sombra de Roma,
metáfora de todos los olvidos.
Felipe Benítez Reyes