SONETO XXIV
Comunica su luz desde su altura
el gran planeta acusador de Marte,
con tal porción, tal providencia y arte,
que vive i goza de ello la natura;
mas del inmenso ardor la luz tan pura,
cuando el orbe inferior más se reparte,
más de sí mismo da a sí mismo parte
y, en sí, la reflexión más se apresura.
Tal tú, mi nuevo Apolo, el ser perfeto
cobrando yo a tu luz, que así a menudo
de mi vivir la estambre va tejiendo,
el rayo reverbera en mí, sujeto
de tu alabanza, y quedo ciego y mudo,
por bien celeste, un mal sufriendo.
Francisco de Aldana