SONETO XXV
No por Apolo y Marte un nuevo Marte
eres o un nuevo Apolo, mas Apolo
y Marte por ti son, pues de ti sólo
una y otra deidad reciben parte.
¿Quién luego dejará de consagrarte,
por cuanto ciñe el mar y alcanza Eolo,
su espada y lira —¡oh, luz de nuestro polo—
y en mil arcos de gloria levantarte?
Gonzalo felicísimo, recibe
este cayado en don y esta mi flauta
y con ellos la vida juntamente,
porque si voluntad blanda concibe
en ti —¿qué mayor bien?— mi musa incauta,
mi musa sonará de gente en gente.
Francisco de Aldana