A UN VIEJO CABALLERO
Se cae la puerta noble, se despinta
definitivamente la pared,
y las manchas anuncian con sus burlas
la derrota suprema del mantel.
Pero tú sigues siendo lo que fuiste,
pero tú no te olvidas —la verdad
en el puño más limpio que raído
y a salvo tu chaleco en vez de pan.
Se fueron los recuerdos, se acabaron
las costumbres magníficas, y tú
vas y vuelves, oscuro, en otro tiempo,
tu sombrero de paja entre la luz.
Eliseo Diego